La otra cara del Everest no es ni la cara norte ni la cara sur, por las que los montañeros acometen la subida a la famosa cumbre. La otra cara de la que hablamos es muy trágica ya que la ascensión a esa montaña parece que se ha convertido en un circo. En las fotografías que vemos se puede comprobar cómo los cadáveres de muchos montañeros permanecen a la vista. Las expediciones que acometen la ascensión, año tras año, se encuentran en su camino con esas imágenes. Parece increible que con la actual tecnología, no se haya puesto en marcha una expedición bien equipada para recuperar esos cadáveres y que dejen de ser un triste espectáculo. Por mucho coste que supusiera esa recuperación, parece conveniente que se llegara a un acuerdo internacional entre las diferentes administraciones implicadas.