En la época medieval fué costumbre de las sociedades agrícolas llevar a cabo unas pequeñas construcciones en las afueras de las poblaciones, para guarecerse de las tormentas de granizo. Son comunes en la zona de los Pirineos, tanto del lado de España como de Francia. Servían también para que el cura del lugar hiciera una serie de conjuros para ahuyentar a las tormentas. Esa es la razón del nombre dado a estas construcciones ESCONJURADEROS. Podemos hacer un repaso de algunos de los más significativos, viendo el documento que se aporta.
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