En una zona minera del desierto de Chihuahua en México, fué descubierta en 1910 una cueva con unas formaciones cristalográficas alargadas de gran tamaño que hasta ese momento eran los cristales más grandes conocidos. Se llamó «cueva de las espadas» por la forma de los cristales y al no protegerse debidamente, fueron objeto de robos. Pero lo que ocurrió en el año 2000 superó todo lo imaginable ya que las labores de extracción obligaron a descender el nivel freático de las aguas termales desde la cota -100 a la -450. Al explorarse las zonas que quedaron libres de esas aguas se encontró algo extraordinario, unos cristales impresionantes de hasta 14 metros de longitud. Es conocida como la «cueva de los cristales de NAICA». Las condiciones de temperatura y humedad existentes impiden que la estancia de los científicos sea prolongada. Veamos unas fotografías espectaculares que recogen las enormes dimensiones de estos cristales.
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