El Santo Grial fué el vaso en el que la tradición dice que Jesucristo utilizó para el vino en el momento de la última cena. La historia del mismo se inicia con la marcha de San Pedro a Roma, quien se lleva el vaso para celebrar con el mismo las primeras eucaristías como primer Papa de la Iglesia. Asi ocurrió hasta que el Emperador Valeriano decretó una persecución contra los cristianos en el año 258. Era Papa en ese momento Sixto II quien encargó al diácono Lorenzo la custodia del vaso sagrado. Los padres de Lorenzo eran originarios de Huesca y antes de ser martirizado, entregó el cáliz a un condiscípulo natural de Toledo para que lo trasladara a España y lo entregara a sus familiares en Huesca. La tradición nos cuenta que allí permaneció hasta que en el año 711 comienza la invasión árabe en España y el obispo huye a diversos lugares llevando consigo el cáliz sagrado. Posteriormente el «Santo Grial» es llevado a Zaragoza, Barcelona y finalmente llega a Valencia donde hasta hoy se venera en su Catedral.