La fuerza de los fenómenos meteorológicos es necesaria tenerla en cuenta a la hora de diseñar infraestructuras. Los proyectistas no deben escatimar ninguna de las posibles acciones que pueden incidir con las estructuras a calcular. Tanto las fuerzas sísmicas como las debidas al empuje del agua o la acción del viento, son importantes y variables según la zona donde se va a ubicar lo proyectado. Además de la intensidad de esas fuerzas, es importante determinar la posible resonancia que puede amplificar notablemente la fuerza que incide sobre la estructura. Los ingenieros sabemos que el paso por un puente de una formación militar puede provocar fenómenos de resonancia y por ello es práctica habitual romper la formación antes del paso por un puente. Un ejemplo paradigmático de resonancia debida a la acción de ráfagas de viento es el colapso del Puente colgante de Tacoma que comunica ambos lados de una bahía en el Estado de Washington, cercana a su capital Seattle. En 1940, poco tiempo después de ser construido, el puente de 1600 m de longitud con 850 m entre pilas, sufrió la acción continuada de  fuertes rachas de viento que le hicieron entrar en resonancia hasta su colapso completo. El video que ofrecemos da idea de lo que fué aquel gran fracaso estructural y ello por no haber previsto el fenómeno de la resonancia. Es curioso observar el buen comportamiento del tablero del puente, colgado de los tirantes de acero, el cual soportó los grandes movimientos sin romperse hasta el final, pareciendo como si estuviera constituido por material elástico.

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