En el lugar extramuros de Jerusalén, donde fué crucificado Jesucristo, el Emperador Constantino mandó construir una Iglesia para que albergara tanto la zona de la cruxificción de Jesucristo como la tumba en que fué depositado su cuerpo. En ese lugar los romanos habian construido años antes un templo dedicado a Venus. Tras la conversión de Santa Helena al cristianismo y con ella la de su hijo Constantino, ella peregrinó a Jerusalén para localizar la cruz de Jesucristo y mandó destruir el templo de Venus. Al realizar las excavaciones pudo localizar el punto donde echaban las cruces de los crucificados detrás del Gólgota, y entre ellas la de Jesucristo, que llamó la VERA CRUZ. En ese lugar se construyó la Capilla de Santa Helena que se encuentra dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro accediéndose a ella por unas largas escaleras que llegan al pie de lo que era el monte Gólgota o lugar de la calavera. La historia de este Templo ha pasado por muchas vicisitudes después de Constantino, pasando por la dominación musulmana primero y después por la recuperación en tiempos de las Cruzadas.

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