Toda Italia es un muestrario de las civilizaciones antiguas asentadas en su territorio desde hace varios miles de años. No solo Roma, como capital del Imperio Romano, es la única ciudad que contiene arqueología importante. La ciudad de Nápoles, por su ubicación en la costa mediterránea, tuvo una importancia relevante en el mundo de la navegación por aguas del Mediterráneo, surcado por embarcaciones de las culturas fenicias y griegas. Su proximidad al Vesubio hace que los habitantes de la ciudad tengan siempre una gran inquietud frente a lo desconocido. Esto imprime carácter a sus moradores y se palpa en el contacto diario. Una ciudad por otra parte algo caótica en sus costumbres pero que marcan la manera de ser de los napolitanos sobre todo en sus barrios populares que dicen mucho solo con pasear por sus calles y contemplar sus fachadas.

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Roma es una ciudad antigua y legendaria con una historia de 3000 años en donde el arte se presenta ante tus ojos vayas por donde vayas. Pasear los barrios antiguos de la ciudad es un deleite para los sentidos si lo haces con calma, disfrutando de sus calles y plazas. Pero hay un barrio en Roma en donde el pasear se transforma con las sensaciones que recibes a cada paso. Se trata del barrio del Trastevere, que como su nombre indica, está al otro lado del rio Tiber, es decir, el opuesto a la ciudad clásica. Este barrio se empezó a desarrollar con motivo de la afluencia de gentes procedentes de lugares lejanos que encontraron aqui un lugar próximo a la ciudad para fijar la residencia. En principio se trató de clases sociales más bajas pero con el tiempo, la Roma Imperial empezó a ubicar alli lujosas villas. En definitiva, en Trastevere vemos aún la imagen de lo que fué inicialmente un barrio típico romano.

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