En el verano del año 2000, el 12 de agosto, se produjo una gran tragedia debida a una gran explosión en el Mar de Barents, detectada por los sismógrafos europeos. Se supo entonces que la explosión había ocurrido en un submariono ruso de propulsión nuclear.Las causas que produjeron la explosión no quedaron totalmente aclaradas a tenor de las investigaciones realizadas sobre el casco, una vez recuperado del fondo del mar. Toda la tripulación, compuesta por 118 tripulantes, falleció en el accidente y se supo que algunos pudieron sobrevivir varios días. Según se informó por la armada rusa, los torpedos del submarino no llevaban cabezas nucleares y el recator nuclear resitió perfectamente la explosión sin dar lugar a escapes radiactivos.
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