LOS POZOS VENECIANOS
Cuando se viaja a Venecia y se pasea por sus calles y plazas, llaman la atención los brocales de unos pozos que aparecen en medio de las mismas. La totalidad de estos brocales se encuentran clausurados en la actualidad mediante una tapa de hierro. En su día fueron el lugar al que acudían sus habitantes para abastecerse de agua potable hasta que, a finales del siglo XIX, se llevó a cabo la construcción de una canalización para llevar el agua potable desde tierra firme hasta la isla de Venecia.
Este brocal de la fotografía, realizado en bronce, está ubicado en el patio del Palacio Ducal pero es una excepción ya que los de las calles están esculpidos en piedra blanca de Istria de una sola pieza y con diferentes diseños, según el artista al que le fuera encargado.
Venecia era conocida como una ciudad en medio del agua pero «sin agua». La solución que pensaron en la antigüedad para resolver el abastecimiento estuvo basada en aprovechar las aguas de lluvia. Para ello se deberían construir algibes de almacenamiento para disponer de agua en tiempos de sequía. Hoy vemos como los espacios públicos de la ciudad están pavimentados a base de grandes losas de piedra. Pues bien, el sistema consistía en excavar bajo las plazas y disponer bajo su pavimento un relleno de arena que sirviera de almacenamiento y de elemento de filtrado y que luego soportaba el enlosado. De esta manera se evitaba tener que cubrir el algibe con elementos estructurales apoyados en muros, cosa que hubiera sido muy cara por el coste de construcción y el del posterior mantenimiento.
Con este sistema, la capacidad de almacenamiento de agua se reducía mucho (30%-40%), pues solo se podía contar con los huecos existentes entre los granos de arena, pero era mucho más económico y se podía aumentar con la ampliación de la superficie a vaciar. Además la arena de diferentes tamaños eran un primer filtro para purificar el agua. El proceso constructivo era el siguiente: 1) vaciado hasta una profundidad que garantizara la no contaminación por el agua salada de la laguna; 2) preparación de fondo y laterales de la excavación a base de arcillas que sellaban los lodos que constituyen el subsuelo; 3) ejecución de uno o varios pozos apoyando sus fábricas en el fondo de la excavación, previa consolidación del cimiento a base de pilotes de madera hincados; 4) relleno de la excavación con arenas de adecuada gradación de tamaños para la mayor eficacia de la filtración, cuidando especialmente las que deberían quedar en contacto con el pozo, para no colmatar los mechinales de las paredes dejados para el paso del agua; 5) ejecución del enlosado con pendientes adecuadas disponiendo piezas con agujeros o ranuras en sus puntos bajos para el paso del agua de lluvia al subsuelo.
Observamos en esta fotografía la disposición de losas perforadas alrededor del brocal del pozo y el abombamiento que tiene el pavimento para que las aguas no produzcan encharcamiento en otros puntos de la plaza. Llama la atención el bombeo que tienen los pavimentos de las plazas y también de sus calles y es evidente que con ello se consiguen dos efectos, uno canalizar las aguas a los sumideros y otro que no se produzcan charcos en el pavimento. Cuando se transita por la mayoría de las calles, se observa que el centro de las mismas está elevado respecto a los laterales. En Venecia recoger las aguas de lluvia junto a las fachadas no representa un problema para las edificaciones ya que los cimientos de sus muros están siempre en contacto con el agua de la laguna, por contra se consigue una buena evacuación de la lluvia, dejando un paso en seco por el centro de las calles.
Veamos una selección de brocales de entre los muchos que existen en Venecia que están preservados como elementos artísticos de su patrimonio.
Vemos como en algunas calles amplias se construyeron más de un pozo
Finalmente hay que decir que en algunas zonas de la ciudad, afectadas por el ACQUA ALTA, los brocales se elevaron sobre el pavimento para evitar la contaminación por agua salada.
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